Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.
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Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
Pisados, siempre en el suelo, recibiendo malos tratos, y sin señales de duelo.
Redondito, redondón, no tiene tapa ni tapón.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.
Dos hermanitos muy igualitos, en llegando a viejecitos abren los ojitos.
Una piel que es otra piel, una mano que no es mano y el frío se aguanta bien.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.