adivinanzas para niños

Campo blanco,
flores negras,
un arado,
cinco yeguas.

 

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Como una ametralladora se escucha mi tableteo; pero estoy en la oficina, que mi oficio no es guerrero.

Soy pequeño, pequeñito, más con tal poder y arte que, si no me pegan bien, no van a ninguna parte.

Soy blanca como la nieve, me ponen sobre una mesa, para escribir sobre mí cuanto venga a la cabeza.

Aunque sea tan pequeño, siempre separo y siempre detengo.

Tengo hojas sin ser árbol, te hablo sin tener voz, si me abres no me quejo, adivina quien soy yo.

Con mis hojas bien unidas, que no me las lleva el viento, no doy sombra ni cobijo, pero enseño y entretengo.

Cruza los ríos, también los mares, vuela sin alas a todas partes.

Por dentro carbón, por fuera madera, en tu maletón voy a la escuela.

Una palomita, blanca y negra; vuela sin alas y habla sin lengua.

Corta bien y no es cuchillo, afila y no es afilador, y te presta sus servicios para que escribas mejor.