Piensa poco y salta mucho,
dime su nombre que no te escucho.
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Adivina adivinador, por las mañanas soy un gran cantor.
De China vengo, en Murcia vivo, como morera, seda fabrico.
Viste de chaleco blanco, y también de negro frac, es un ave que no vuela, pero nada. ¿Que será?
Lo rascaba llorando de la crin a la cola y en él se iba trotando por una loma.
Aunque yo llevo pijama, siempre ando muy despierta, por no servir al león de suculenta merienda.
De celda en celda voy pero presa no estoy.
Anda, nada, vuela, no gasta zapato, va dejando estela.
Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.
No lo parezco y soy pez, y mi forma la refleja una pieza de ajedrez.
Mi reinado está en el mar, soy de peso regordeta; un día, siglos atrás, me tragué entero a un profeta aunque luego lo expulsé al pensar que estaba a dieta.
