En dos castañuelas
voy encerrado
y al sacarme del mar
me pongo colorado.

Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.

Soy un animal pequeño, piensa mi nombre un rato, porque agregando una «n» tendrás mi nombre en el acto.

Soy dama cruel, temerosa, me paseo en verde prado, y todo aquel que me mira se queda muy espantado. Yo luzco un largo vestido que en tienda no fue comprado, no fue por mano de sastre, ni medido, ni cortado.

Para ser más elegante no usa guante ni chaqué sólo cambia en un instante por una "efe" la "ge".

Con la primavera, llega la viajera. Su nido es de barro y su cola, de tijera.

Soy amiga de la luna, soy enemiga del sol; si viene la luz del día, alzo mi luz y me voy.

Salta y salta, y la colita le falta.

Por más que se suena el moco le cuelga.

Desde hace miles de años hemos transportado al hombre; ahora nos lleva escondidos en el motor de su coche.

Iba una vaca de lado, luego resultó pescado.