Lo mismo que un galgo valgo,
su retrato soy y amigo,
y si por el campo salgo,
las liebres mucho persigo,
y es cierto que no soy galgo.

Tengo ocho patas cargadas de ventosas, y paseo por las rocas, meciéndome en las olas. ¿Quién soy?

Una adivinanza te voy a poner a ver si adivinas lo que es: Tiene dos patitas y no tiene pies; plumas de colores y pico también. Cuando tiene hambre suele decir «pío»; cuando tiene frío se mete en el nido.

Alas de mil colores y se pierden entre las flores.

Chao, chao, rabito «alzao».

Nace en la dehesa y come en tu mesa.

Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.

Jamás de su casa sale y corre el monte y el valle.

Salta y salta, y la colita le falta.

Mientras ella cacarea, él va buscando pelea.

Tiene famosa memoria, gran tamaño y dura piel, y la nariz más grandota que en el mundo pueda haber.