Mi casa llevo a cuestas,
tras de mí dejo un sendero,
soy lento de movimientos,
no le gusto al jardinero.

Soy un animal patoso, y cuento con muchas patas; pero, en cambio, sólo tengo un pico y un par de alas.

Adivina quien yo soy: al ir parece que vengo, y al venir, es que me voy.

Aunque no soy pajarillo canto sin ninguna pena y cuando en plural me usan represento la condena.

Tiene lamparitas de luz verde y cuando es de noche las enciende.

Anido en las torres, largo cuello tengo y todos los años por San Blas vengo.

Nunca camina por tierra, ni vuela, ni sabe nadar, pero aún así siempre corre, sube y baja sin parar.

De tierra morena vengo, estirando y encogiendo, amárrenme las gallinas, que a los perros no les temo.

¿Quién es este que se arrima trayendo su casa encima?

Sobre la vaca, la «o», a que no lo aciertas, no.

Si te pregunto cómo se llama este gran bicho, ya te lo he dicho.