Animal soy, desde luego;
me llaman el jorobado,
y que tengo cuatro patas,
ya se da por descontado.

Mi reinado está en el mar, soy de peso regordeta; un día, siglos atrás, me tragué entero a un profeta aunque luego lo expulsé al pensar que estaba a dieta.

¿Cuál será aquel animal que rebuzna y no es borrico; en la cara, en el hocico y en el cuerpo es casi igual; que trabaja irracional, que lo que come merece, tiene de burro la cara, no es borrico y lo parece?

Adivina quien soy yo. Que al ir parece que vengo, y al venir es que me voy.

Viste de chaleco blanco, y también de negro frac, es un ave que no vuela, pero nada. ¿Que será?

Cerca del polo, desnuda, sentada sobre una roca, suave, negra, bigotuda.

Duro por arriba, duro por abajo, cara de serpiente y patas de palo.

Chao, chao, rabito «alzao».

Cargadas van, cargadas vienen y en el camino no se detienen.

Me roban mi vestidura porque la fuerza es su ley y visten con mis despojos desde el esclavo hasta el rey.

Del fin del estanque vengo, para mirar a los niños, a los cuales entretengo, con saltos, juegos y brincos. ¿Quién soy?