Desde hace miles de años
hemos transportado al hombre;
ahora nos lleva escondidos
en el motor de su coche.

Trabajar, siempre mucho trabajé; aunque nunca estudié en la escuela me conocen bien; algunos dicen de mí: «terco bicho es» y Pinocho mucho se asustó cuando en mí casi se convirtió.

¿Quién hace su casa en la verde rama, y allí a sus hijos solicita y llama?

Viajeras somos de negros vestidos, debajo de las tejas hacemos los nidos.

Alas de muchos colores se pierden entre las flores.

Mi casa llevo a cuestas, tras de mí dejo un sendero, soy lento de movimientos, no le gusto al jardinero.

Lo mismo que un galgo valgo, su retrato soy y amigo, y si por el campo salgo, las liebres mucho persigo, y es cierto que no soy galgo.

Hablo y no pienso, lloro y no siento, río sin razón y miento sin intención.

No vuela y tiene un ala, no es camión y hace «cran».

Con su trompa preparada pasa a tu lado zumbando, se posa en tu piel desnuda y tu sangre va chupando.

Garra pero no mata, pata pero no de vaca.