Vuelo de noche,
duermo de día
y nunca verás
plumas en ala mía.
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Larga y lisa, larga y lisa, llevo puesta una camisa, toda bordada, bordada, sin costura ni puntada.
Soy pequeño y alargado, en dos conchas colocado, como no puedo nadar, me pego a las rocas del mar.
Dos pinzas tengo, hacia atrás camino, de mar o de río en el agua vivo.
Verde como el campo, campo no es, habla como el hombre, hombre no es.
Adivina quien soy yo. Que al ir parece que vengo, y al venir es que me voy.
No vuela y tiene un ala, no es camión y hace «cran».
Míralo del derecho y del revés, va y viene, viene y va. Si taba no es, ¿Qué será?
Cerca del polo, desnuda, sentada sobre una roca, suave, negra, bigotuda.
Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.
Es que el pobre ve tan poco que tampoco mira ya, topa que topa que topa, con la topa lo hallarás.