¿Que le pones a una caja que la hace más ligera?
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En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
Aunque no hable, lo cuenta todo por cable.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Un barbecho bien labrado, ni entra mula, ni entra arado.
Soy de cabeza redonda y me sostengo en un solo pie. Soy de tal fortaleza que a Dios hombre sujeté.
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
Te lo digo y no me entiendes, no tengo boca y si tengo dientes
¿Quién pensaréis que yo soy, que cuanto más y más lavo, mucho más sucia me voy?
Muchos golpes recibe cuando a la gente, la entrada prohíbe.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.