Caja llena de soldados,
todos largos y delgados,
con gorritos colorados.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Una señorita de carnes muy blandas, que sin ser enferma siempre está en la cama.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Tengo dientes y no muerdo, desenredo con cuidado, caminos abro en tu pelo, ya sea liso o rizado.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Aunque no hable, lo cuenta todo por cable.
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
A la entrada de tu casa algo suena si lo aprietan y tu sales presurosa a abrir deprisa la puerta.
¿Que le pones a una caja que la hace más ligera?
Un barbecho bien labrado, ni entra mula, ni entra arado.