Con mi cara tan cuadrada,
lisa o con dibujitos,
resignada y por los suelos,
me repito, me repito…
más adivinanzas de cosas de la casa...
Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.
Sin ella en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.
Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Ruedo y ruedo, y en los bolsillos me quedo.
En invierno se usa porque da calor en verano estorba y se echa al rincón.
Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.
Aunque músculos no tengo, los techos yo sostengo.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Adivíname ésa.