La cara que yo acaricio,
dejo de seda al momento,
porque ni un pelo se resiste
a mi marcha, ¡buen invento!
más adivinanzas de cosas de la casa...
Aunque no hable, lo cuenta todo por cable.
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Tiene un ojo y nada ve, por abrir no es cosa dura, sin embargo por cerrar, sí que cierra y sí que es dura.
Un barbecho bien labrado, ni entra mula, ni entra arado.
Sin ella en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.
Como conoce la clave, gira por su laberinto y deja entrar al recinto.
Te lo digo y no me entiendes, no tengo boca y si tengo dientes
Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.
Es tu favorita cuando sientes frío; la encuentras escrita en el verso mío.
En los baños suelo estar, aunque provengo del mar.