La cara que yo acaricio,
dejo de seda al momento,
porque ni un pelo se resiste
a mi marcha, ¡buen invento!
más adivinanzas de cosas de la casa...
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Tiene luna, no es planeta; tiene marco y no es puerta.
Aunque de comida voy cargado, la gente me vacía, y nunca soy tragado.
Dicen que tiene y no tiene, mucho pincha, poco retiene.
Soy de cabeza redonda y me sostengo en un solo pie. Soy de tal fortaleza que a Dios hombre sujeté.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Con patas y espalda, no se mueve ni anda.
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Aunque al dormir me consultan, nunca suelo contestar.
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.