Soy de cabeza redonda
y me sostengo en un solo pie.
Soy de tal fortaleza
que a Dios hombre sujeté.
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Cuando te veo me ves, cuando me ves te veo, y no te parezco feo.
Dicen que tiene y no tiene, mucho pincha, poco retiene.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Golpe va, golpe viene y en su puesto se mantiene.
Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
En los baños suelo estar, aunque provengo del mar.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
Adivíname ésa.
La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!