Puedo ser alegre o triste,
según quien me toque esté:
con que me rasgues las cuerdas,
buen sonido emitiré.
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Soy una caja adornada con dos palos para sonar, y en la banda de la escuela, me puedes encontrar. ¿Qué soy?
Mis caras redondas, ¡qué estiradas son! a fuerza de golpes, así canto yo.
En una larga abertura tengo yo mi dentadura y luego que empiezo a hablar, todas mis piezas se mueven sin poderlas yo parar.
Zumba que te zumba, se oye mi son, en las noches navideñas, hasta que aparece el sol.
Me rascan continuamente de forma muy placentera, mi voz es muy bien timbrada y mi cuerpo de madera.
A pesar de no ser buque tengo cuerdas y atavíos, también tengo un regio puente, pero nunca he visto un río.
Puedo ser alegre o triste, según quien me toque esté: con que me rasgues las cuerdas, buen sonido emitiré.
Una niña tontiloca, con la boca en la barriga, y las tripas en la boca.
Sobre una piel bien tensada, dos bailarines saltaban.
Marfil y madera fina, a tocarnos con talento, el que no sabe, no atina.