Se puede quedar sin duros
por culpa de los peludos.
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Con unos zapatos grandes y la cara muy pintada, soy el que hace reír a toda la chiquillada.
Con traje de luces estoy en la plaza, delante de un bicho que, a veces, me mata.
Ni torcida ni inclinada tiene que estar la pared, para eso tengo plomada y me ayudo del nivel.
Caminar es su destino y, yendo de casa en casa, de su valija de cuero saca paquetes y cartas.
Brocha y pincel van siempre con él. ¿Quien es?
Todos los días del año me levanto muy temprano a quitar los desperdicios y basuras de tu barrio.
Agita el cartucho, carga la pistola, pasa un algodón, y con un azote pone la inyección.
¿Quién es aquel caballero que me causa maravilla, que mientras alzan la hostia, está sentado en su silla?
Se puede quedar sin duros por culpa de los peludos.
Ha bogado muchas veces, ya lo creo, entre togas de los jueces, por un reo.
