Vuelo de noche,
duermo de día
y nunca verás
plumas en ala mía.

Tiene famosa memoria, gran tamaño y dura piel, y la nariz más grandota que en el mundo pueda haber.

Grandes patazas, chicas manitas, lindos colores en mis alitas, salto y no sé dónde caeré.

Trabajar, siempre mucho trabajé; aunque nunca estudié en la escuela me conocen bien; algunos dicen de mí: «terco bicho es» y Pinocho mucho se asustó cuando en mí casi se convirtió.

Lo mismo que un galgo valgo, su retrato soy y amigo, y si por el campo salgo, las liebres mucho persigo, y es cierto que no soy galgo.

Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.

A la orilla de los ríos, croan sin meterse en líos, saltos dan, mas no son osos sino animales verdosos.

Anda, nada, vuela, no gasta zapato, va dejando estela.

Adivina, adivinanza Vuela entre las flores con sus alas de colores

Animal soy, desde luego; me llaman el jorobado, y que tengo cuatro patas, ya se da por descontado.

Aunque no soy florista trabajo con flores y por más que me resista el hombre arrebata el fruto de mis labores.