Lenta dicen que es
porque sólo asoma
la cabeza, las patas y los pies.

Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.

Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.

Piensa poco y salta mucho, dime su nombre que no te escucho.

¿Quién es el que hace, ya le pregunten o no, con la cabeza que sí y con la cola que no?

Mamífero rumiante de cuello alargado, por el desierto, errante, siempre anda jorobado.

¿Quién allá en lo alto en las ramas mora y allí esconde, avara, todo lo que roba?

Con su trompa preparada pasa a tu lado zumbando, se posa en tu piel desnuda y tu sangre va chupando.

Su padre relincha con pésima voz, su madre rebuzna y suelta una coz.

Viajeras somos de negros vestidos, debajo de las tejas hacemos los nidos.

Es que el pobre ve tan poco que tampoco mira ya, topa que topa que topa, con la topa lo hallarás.