Mi casa llevo a cuestas,
tras de mí dejo un sendero,
soy lento de movimientos,
no le gusto al jardinero.
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Cuantas manos le dio el mar a este extraño pasajero que lo quieren contratar para que juegue de arquero ¿quién es?
En dos castañuelas voy encerrado y al sacarme del mar me pongo colorado.
Nadie admira tu cantar, ni tus patas, ni tu pico, ya que todos quedan prendados de tu abanico.
Mi reinado está en el mar, soy de peso regordeta; un día, siglos atrás, me tragué entero a un profeta aunque luego lo expulsé al pensar que estaba a dieta.
Míralo del derecho y del revés, va y viene, viene y va. Si taba no es, ¿Qué será?
Adivina quien yo soy: al ir parece que vengo, y al venir, es que me voy.
Mis patas largas, mi pico largo, hago mi casa en el campanario.
Hablo y no pienso, lloro y no siento, río sin razón y miento sin intención.
Larga y lisa, larga y lisa, llevo puesta una camisa, toda bordada, bordada, sin costura ni puntada.
Soy un animal pequeño, piensa mi nombre un rato, porque agregando una «n» tendrás mi nombre en el acto.