El roer es mi trabajo,
el queso mi aperitivo
y el gato ha sido siempre
mi más temido enemigo.

Soy roja como un rubí y llevo pintitas negras, me encuentro en el jardín, en las plantas o en la hierba.

Aunque yo llevo pijama, siempre ando muy despierta, por no servir al león de suculenta merienda.

Su padre relincha con pésima voz, su madre rebuzna y suelta una coz.

Volando en el aire, y besando las flores, se pasa su vida, de luz y colores.

Adivina, adivinanza Vuela entre las flores con sus alas de colores

Iba una vaca de lado, luego resultó pescado.

Por aquel camino va caminando quien no es gente; adivínelo el prudente que el nombre se quedó atrás.

Aunque no soy florista trabajo con flores y por más que me resista el hombre arrebata el fruto de mis labores.

De verde esmeralda sobre la tapiada, rabo rabilargo, pata estirada, corre que te corre, mocita salada.

Verde como el campo, campo no es, habla como el hombre, hombre no es.