Dos son tres,
tres son cuatro
y cuatro son seis.
¿Qué son?
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No está nunca en la vereda, pero siempre está en la calle, nunca está con cerradura, pero siempre está con llave.
La última de todas soy, pero en zurdo y zapato primera voy.
¿Que es lo que se repite una vez cada minuto, dos veces cada momento y nunca en cien años?
Una cosa quisicosa, de ovalada construcción, todos los hombres la tienen, pero las mujeres, no. El Obispo como todos también tiene dos.
Me parezco a la serpiente y en la serpiente estoy, pon a trabajar tu mente para decirme quién soy.
Wamba y Witiza me tienen de pie, Víctor sólo a medias y Muza al revés.
Aunque diciendo mi nombre des tú casi un estornudo, hacha me tiene en su vientre pero mi sonido es mudo.
Una vez en un minuto, dos veces en un momento, tres veces en mimetismo, y en cuatro, ¡no la encuentro!.
No me pronuncies dos veces que tengo sonido feo; siendo la letra del kilo en carreteras me veo.
En medio del cielo estoy sin ser sol, ni luna llena, sin ser lucero, ni estrella; a ver si aciertas quién soy.