Adivina, adivinanza
Vuela entre las flores
con sus alas de colores
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Soy señor muy elegante y excelente nadador, y puedo hacer con mi cuello signos de interrogación.
Zumba que te zumba, van y vienen sin descanso, de flor en flor trajinando y nuestra vida endulzando.
Sin salir de su casa por todos los sitios pasa.
En un monte muy espeso anda un animal sin hueso.
Iba una vaca de lado, luego resultó pescado.
Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.
De verde esmeralda sobre la tapiada, rabo rabilargo, pata estirada, corre que te corre, mocita salada.
¿Quién hace en los troncos su oscura casita y allí esconde, avara, cuanto necesita?
Lo mismo que un galgo valgo, su retrato soy y amigo, y si por el campo salgo, las liebres mucho persigo, y es cierto que no soy galgo.
Tiene famosa memoria, gran tamaño y dura piel, y la nariz más grandota que en el mundo pueda haber.
