De aquí al domingo seis pasos,
seis cielos que veo pasar,
seis mañanas, seis ocasos
¿Cómo me debo llamar?
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De siete en siete vamos cogiditos de las manos.
Para unos soy muy corto; para otros, regular; para los tristes muy largo; para Dios, la eternidad.
Son doce hermanas y todas gastan medias y, aunque, van numeradas todas son cantadas.
Corre más que un ciclista, nunca da marcha atrás, si lo pierdes de vista, ¡cómo envejecerás!
¿Qué día será, que entre el sábado y el lunes está?
Una cara con dos manos pegada está a la pared. Antes de un minuto, hermanos, ¿sabréis decirme quién es?
Dos hermanas en la plaza, ambas marchan a la par, si una da doce vueltas, la otra una, nada más.
Estoy condenado a un año y un día; si esto es cada cuatro, ¿mi nombre, sabrías?
Todos me esperan pero nunca llego, porque cuando llego yo desaparezco.
Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así?