De frente miro al sol
sin que me ciegue,
más alto vuelo que ave alguna,
símbolo soy de imperios y reyes
y dos cabezas a veces me dibujan.
¿Quién soy?
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Verde como el campo, campo no es, habla como el hombre, hombre no es.
Tiene famosa memoria, gran tamaño y dura piel, y la nariz más grandota que en el mundo pueda haber.
María Penacho parió un muchacho, ni vivo ni muerto, ni hembra ni macho.
Es negro como un curita y no se cansa de hacer bolitas.
Cuantas manos le dio el mar a este extraño pasajero que lo quieren contratar para que juegue de arquero ¿quién es?
Aunque yo llevo pijama, siempre ando muy despierta, por no servir al león de suculenta merienda.
Volando en el aire, y besando las flores, se pasa su vida, de luz y colores.
Orejas largas, rabo cortito; corro y salto muy ligerito.
Por más que se suena el moco le cuelga.
Topó mi padre en la iglesia con uno vestido de negro, ni era fraile, ni era cura, que era lo que dije primero.
