El rey y la reina
con ocho peones,
caballos y torres,
combaten y comen.
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Cuanto más y más lo llenas, menos pesa y sube más.
La pones sobre la mesa, la partes y la repartes pero nadie se la come.
Sobre un camino de hierro, muchas sorpresas tendrás, subo y bajo bruscamente, a mucha velocidad.
Si sumas uno más uno evidente que da dos, y si da dos te descubro dos veces la solución de este juego de salón.
Cuando yo subo, tú bajas; si tú subes, bajo yo: a la misma altura nunca podemos estar los dos.
Miras adelante, haces ejercicio, das a los pedales, tienes equilibrio.
Un combate que se entabla muy lento o con rapidez; ninguno de los dos habla; las piezas son más de diez.
Veintiocho caballeros ataviados de levita, que se ponen en la mesa a jugar una partida.
En un suelo de baldosas unas blancas y otras negras, luchan reyes y peones, caballos, torres y reinas.
Un mundo de fantasía cargadito de ilusiones, despierta nuestra alegría entre tantas atracciones.