Las cinco vocales
en su nombre lleva,
y no siendo ave
por la noche vuela.
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Con su trompa preparada pasa a tu lado zumbando, se posa en tu piel desnuda y tu sangre va chupando.
Con la primavera, llega la viajera. Su nido es de barro y su cola, de tijera.
Salta y salta por los montes, usa las patas de atrás, su nombre ya te lo he dicho, fíjate y lo verás.
Sal al campo por las noches, si me quieres conocer, soy señor de grandes ojos, cara seria y gran saber.
El roer es mi trabajo, el queso mi aperitivo y el gato ha sido siempre mi más temido enemigo.
Tengo de rey la cabeza calzo espuela pavonada, llevo barba colorada, mi sueño temprano empieza y madrugo a la alborada.
¿Qué clarín suena en la noche que a todos desvela al punto? No es soldado, ni marino, ni músico de conjunto.
Tengo ocho patas cargadas de ventosas, y paseo por las rocas, meciéndome en las olas. ¿Quién soy?
De negro y en procesión adivina quiénes son.
De celda en celda voy pero presa no estoy.
