Mamífero rumiante
de cuello alargado,
por el desierto, errante,
siempre anda jorobado.

Mi casa llevo a cuestas, tras de mí dejo un sendero, soy lento de movimientos, no le gusto al jardinero.

Tengo ocho patas cargadas de ventosas, y paseo por las rocas, meciéndome en las olas. ¿Quién soy?

Las cinco vocales en su nombre lleva, y no siendo ave por la noche vuela.

Lo rascaba llorando de la crin a la cola y en él se iba trotando por una loma.

Llevo pijama a diario sin guardarlo en el armario.

De celda en celda voy pero presa no estoy.

Tengo de rey la cabeza calzo espuela pavonada, llevo barba colorada, mi sueño temprano empieza y madrugo a la alborada.

¿Quién hace en los troncos su oscura casita y allí esconde, avara, cuanto necesita?

Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado, ni soy cigarra.

Donde nadie sube, trepo, donde nadie anda, trisco, muy poco estoy en el valle, pues lo mío son los riscos.