No es cama, ni es león
y desaparece en cualquier rincón
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Mi reinado está en el mar, soy de peso regordeta; un día, siglos atrás, me tragué entero a un profeta aunque luego lo expulsé al pensar que estaba a dieta.
Dos pinzas tengo, hacia atrás camino, de mar o de río en el agua vivo.
Adivina, adivinajera: no tiene traje y sí faltriquera.
Vive en el desierto, mata a las personas, debajo de las piedras, muy bien se acomoda.
Topó mi padre en la iglesia con uno vestido de negro, ni era fraile, ni era cura, que era lo que dije primero.
De colores muy galano, soy bruto y no lo parezco, perpetua prisión padezco, uso del lenguaje humano, si bien de razón carezco.
Tengo de rey la cabeza calzo espuela pavonada, llevo barba colorada, mi sueño temprano empieza y madrugo a la alborada.
Envuelto en un cobertor, haga frío o calor.
Avión minúsculo, picando en barrena sobre nuestro músculo.
Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.
