Son mis fichas amarillas,
rojas, azules y verdes,
si las comes y las pillas,
tu te cuentas hasta veinte.
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Once jugadores del mismo color, diez van por el campo, detrás de un balón.
En un suelo de baldosas unas blancas y otras negras, luchan reyes y peones, caballos, torres y reinas.
Cuanto más y más lo llenas, menos pesa y sube más.
Sólo una faja es mi vestido, cuando me lo quitan arranco a bailar. Pies y manos no tengo, pero a los más jóvenes entretengo.
Un mundo de fantasía cargadito de ilusiones, despierta nuestra alegría entre tantas atracciones.
¿Qué juego será, que aunque nos movamos siempre nos quedamos en el mismo lugar?
Tengo caballos que suben y bajan, dan vueltas y vueltas y nunca se cansan.
Bajo mi carpa gigante, acojo a chicos y grandes; payasos y trapecistas son típicos en mis pistas.
La pones sobre la mesa, la partes y la repartes pero nadie se la come.
Con caras muy blancas llenas de lunares a unos damos suerte, a otros, pesares.