Son mis fichas amarillas,
rojas, azules y verdes,
si las comes y las pillas,
tu te cuentas hasta veinte.
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Alegría de niños soy por mi pausado vaivén; voy y vengo, vengo y voy y en muchos parques me ven.
Tengo ruedas y pedales, cadenas y un manillar; te ahorras gasolina aunque te haga sudar.
Miras adelante, haces ejercicio, das a los pedales, tienes equilibrio.
Es un bonito juego: tu te vas y yo me quedo; cuento, cuento, cuento y luego voy a tu encuentro.
Sobre la mesa se pone, sobre la mesa se parte y entre todos se reparte, mas nunca, nunca, se come.
Veintiocho caballeros, de espaldas negras y lisas, delante, todo agujeros, por dominar se dan prisa.
Cuanto más y más lo llenas, menos pesa y sube más.
Once jugadores del mismo color, diez van por el campo, detrás de un balón.
Juegan en la cancha más altos que bajos; meten la pelota dentro de los aros.
Soy pequeña y de cristal, méteme en el hoyo y no perderás.