adivinanzas para niños

Por aquel camino va
caminando quien no es gente;
adivínelo el prudente
que el nombre se quedó atrás.

 

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Trabajar, siempre mucho trabajé; aunque nunca estudié en la escuela me conocen bien; algunos dicen de mí: «terco bicho es» y Pinocho mucho se asustó cuando en mí casi se convirtió.

Voy con mi casa al hombro, camino sin tener patas, y voy marcando mi huella con un hilito de plata.

Chao, chao, rabito «alzao».

Mamífero rumiante de cuello alargado, por el desierto, errante, siempre anda jorobado.

Cuando nada en los ríos parece un tronco flotante, pero si muestra sus dientes todos huyen al instante.

Lo rascaba llorando de la crin a la cola y en él se iba trotando por una loma.

Mi casa llevo a cuestas, tras de mí dejo un sendero, soy lento de movimientos, no le gusto al jardinero.

Hablo y no pienso, lloro y no siento, río sin razón y miento sin intención.

¿Cuál será aquel animal que rebuzna y no es borrico; en la cara, en el hocico y en el cuerpo es casi igual; que trabaja irracional, que lo que come merece, tiene de burro la cara, no es borrico y lo parece?

Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.