No es cama, ni es león
y desaparece en cualquier rincón
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Desde hace miles de años hemos transportado al hombre; ahora nos lleva escondidos en el motor de su coche.
Orejas largas, rabo cortito; corro y salto muy ligerito.
Sin tener alas yo vuelo. Tengo cola y no soy ave, y como usted muy bien sabe, sin viento me voy al suelo.
Mamífero rumiante de cuello alargado, por el desierto, errante, siempre anda jorobado.
Alas de mil colores y se pierden entre las flores.
Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.
Trabajar, siempre mucho trabajé; aunque nunca estudié en la escuela me conocen bien; algunos dicen de mí: «terco bicho es» y Pinocho mucho se asustó cuando en mí casi se convirtió.
Un solo portero, un solo inquilino, tu casa redonda la llevas contigo.
A la orilla de los ríos, croan sin meterse en líos, saltos dan, mas no son osos sino animales verdosos.
El roer es mi trabajo, el queso mi aperitivo y el gato ha sido siempre mi más temido enemigo.