Tengo alas y pico
y hablo y hablo
sin saber lo que digo.

Desde hace miles de años hemos transportado al hombre; ahora nos lleva escondidos en el motor de su coche.

Tengo ocho patas cargadas de ventosas, y paseo por las rocas, meciéndome en las olas. ¿Quién soy?

Mi reinado está en el mar, soy de peso regordeta; un día, siglos atrás, me tragué entero a un profeta aunque luego lo expulsé al pensar que estaba a dieta.

Con nombre de perro empieza este curioso animal, que aunque nunca compra nada siempre con la bolsa va.

De negro y en procesión adivina quiénes son.

Para ser más elegante no usa guante ni chaqué sólo cambia en un instante por una "efe" la "ge".

Las cinco vocales en su nombre lleva, y no siendo ave por la noche vuela.

María Penacho parió un muchacho, ni vivo ni muerto, ni hembra ni macho.

Chao, chao, rabito «alzao».

Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.