Una letra pizpireta,
de perdiz y cazoleta
que se esconde en la maceta.

Casi la lleva al principio, pancarta en la mitad y amanecer ya muy al final.

¿Sabes de alguna letrita, que si la vuelta le das, enseguida se convierte de consonante en vocal?

Una vez en un minuto, dos veces en un momento, tres veces en mimetismo, y en cuatro, ¡no la encuentro!.

En medio del mar, hay una negrita, no come ni bebe, y siempre está gordita.

Una en la tierra, una en la luna; pero en el cielo no encontrarás ninguna.

Tengo forma de anillo, y soy la primera y la última en organillo.

Mi sombrero es una ola, estoy en medio del año, nunca estoy en caracola y sí al final del castaño.

En Melilla hay tres, en Madrid ninguna, en Castilla dos y en Galicia una.

Sin ser el padre de Adán, principio y fin del alma he sido. En medio del mar y al final de la tierra, se escucha mi sonido.

Soy la redondez del Mundo, sin mí no puede haber Dios, Papas y Cardenales sí, pero Pontífices no.