Una pata con dos pies,
¿es cosa que puede ser?
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Tiene ojos de gato y no es gato, orejas de gato y no es gato; patas de gato y no es gato; rabo de gato y no es gato, maúlla y no es gato.
Por más que se suena el moco le cuelga.
Grandes patazas, chicas manitas, lindos colores en mis alitas, salto y no sé dónde caeré.
Un espléndido abanico que no produce pavor, sus alas, plumas y pico son reales, sí señor.
De tierra morena vengo, estirando y encogiendo, amárrenme las gallinas, que a los perros no les temo.
De frente miro al sol sin que me ciegue, más alto vuelo que ave alguna, símbolo soy de imperios y reyes y dos cabezas a veces me dibujan. ¿Quién soy?
Lo mismo que un galgo valgo, su retrato soy y amigo, y si por el campo salgo, las liebres mucho persigo, y es cierto que no soy galgo.
Iba una vaca de lado, luego resultó pescado.
Nunca camina por tierra, ni vuela, ni sabe nadar, pero aún así siempre corre, sube y baja sin parar.
Sobre la vaca, la «o», a que no lo aciertas, no.
