De mi tronco herido
sacan la resina.
En las piñas guardo
todas mis semillas.
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Su cabeza es amarilla, siguiendo al sol, gira y gira, muchos comen sus pepitas y dicen que son muy ricas.
Entre col y col lechuga, entre lechuga, una flor, que al sol siempre está mirando, dorándose a su calor.
Verde me crié, negro me volví, ahora me visten de blanco, para poderme vender.
Mi fruto es el dátil, mi hoja la palma, que la vemos mucho por Semana Santa.
Dime tú que cosa maja. Cuanto más crece más baja.
Alta como un pino, verde como un lino, con las hojas anchas y el fruto amarillo.
Sin el aire yo no vivo; sin la tierra yo me muero; tengo yemas sin ser huevo, y copa sin ser sombrero.
Siempre mirando al sol y no soy un caracol. Giro y giro sin fin y no soy un bailarín.
Mi nombre es de peregrino y tengo virtud notable, me encuentras en los caminos y mi olor es agradable.
Está en el edificio, también en la maceta, la llevas en el pie, la coges en la huerta.
