En mí se mueren los ríos,
y por mí los barcos van,
muy breve es el nombre mío,
tres letras tiene, no más.
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No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar.
Que lo busquen en el mar, porque en la tierra por más que aren, que aren, que en la tierra no lo encuentran.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene, no más.
Olas me llevan, olas me traen, pero las velas nunca se me caen.
Llegamos sin cesar, una tras otra, desde el mar a la playa a descansar. A veces, sin embargo, más furiosas, los barcos podemos destrozar.
Ella no tiene pies, y si te descuidas, parece un pez.
No lo parezco y soy pez, y mi forma la refleja una pieza de ajedrez.
Un truquito este pez tiene que no todo el mundo sabe: si a su nombre quitas la «ene», va y se transforma en ave.
Adivina quien yo soy: al ir parece que vengo, y al venir, es que me voy.
Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rhin, pues soy el mismo del fin.