Canto en la orilla,
vivo en el agua,
no soy pescado,
ni soy cigarra.
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En un monte muy espeso anda un animal sin hueso.
Nadie admira tu cantar, ni tus patas, ni tu pico, ya que todos quedan prendados de tu abanico.
Soy roja como un rubí y llevo pintitas negras, me encuentro en el jardín, en las plantas o en la hierba.
Anido en las torres, largo cuello tengo y todos los años por San Blas vengo.
Mil damas en un camino sin polvo ni remolino.
En el campo me crié dando voces como loca; me ataron de pies y manos para quitarme la ropa.
Tiene ojos de gato y no es gato, orejas de gato y no es gato; patas de gato y no es gato; rabo de gato y no es gato, maúlla y no es gato.
Por aquel camino va caminando quien no es gente; adivínelo el prudente que el nombre se quedó atrás.
Envuelto en un cobertor, haga frío o calor.
Con nombre de perro empieza este curioso animal, que aunque nunca compra nada siempre con la bolsa va.
