Con mi cara tan cuadrada,
lisa o con dibujitos,
resignada y por los suelos,
me repito, me repito…
más adivinanzas de cosas de la casa...
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
De mi madre nací yo, sin fundamento de padre, y luego me he muerto yo y de mi nació mi madre.
Si me mojas hago espuma, con ojitos de cristal, y tu cuerpo se perfuma, mientras llega mi final.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
Sube llena, baja vacía, y si no se da prisa, la sopa se enfría,
Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.
Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.
Un barbecho bien labrado, ni entra mula, ni entra arado.
Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.
Aunque músculos no tengo, los techos yo sostengo.
