Poseo dientes y ojos
y para hacerme trabajar
me has de meter en cerrojos.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
Aunque no hable, lo cuenta todo por cable.
Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes.
Cabecita fría la noche haces día cuando te restriego, cabeza de fuego.
Me compran para dormir y me encanta sacudir. ¿Qué soy?
Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.
Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Soy de cabeza redonda y me sostengo en un solo pie. Soy de tal fortaleza que a Dios hombre sujeté.
Aunque de comida voy cargado, la gente me vacía, y nunca soy tragado.