¿Cuál será aquel animal
que rebuzna y no es borrico;
en la cara, en el hocico
y en el cuerpo es casi igual;
que trabaja irracional,
que lo que come merece,
tiene de burro la cara,
no es borrico y lo parece?

Con la primavera, llega la viajera. Su nido es de barro y su cola, de tijera.

Las cinco vocales en su nombre lleva, y no siendo ave por la noche vuela.

Del fin del estanque vengo, para mirar a los niños, a los cuales entretengo, con saltos, juegos y brincos. ¿Quién soy?

Con su trompa preparada pasa a tu lado zumbando, se posa en tu piel desnuda y tu sangre va chupando.

Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo.

Con cuello largo y finito se pasea muy feliz, sólo si fueras mosquito le verias la nariz.

De verde esmeralda sobre la tapiada, rabo rabilargo, pata estirada, corre que te corre, mocita salada.

A la orilla de los ríos, croan sin meterse en líos, saltos dan, mas no son osos sino animales verdosos.

Por aquel camino va caminando quien no es gente; adivínelo el prudente que el nombre se quedó atrás.

Mamífero rumiante de cuello alargado, por el desierto, errante, siempre anda jorobado.