Cuando me caliento hasta los talones
aliso camisas y pantalones.
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De mi ojo cuelga un hilo largo, que une las telas y hace las prendas.
Cuando me caliento hasta los talones aliso camisas y pantalones.
Largo, largo, como un camino y cabe en un «pucherino».
Una cosa que no es cosa y lo es.
Vengo al mundo a trabajar, y tengo tan mala suerte, que todos me pinchan el culo, y yo no me puedo quejar.
Verde fue mi nacimiento y amarillo fue mi abril; tuve que ponerme blanco para poderte servir.
Tengo pie y no tengo boca, hilo meto, hilo asomo, tengo dientes y no como.
Locomotora no soy, mas cuando con vapor voy, dejo muy alisado si me usan con cuidado.
Un pie grave, ardiente y plano, va dejando el campo llano y, al pasar, su calentura va dejando en la llanura.
Pico sin tener enojos y, sin nacer, soy de corte, pero muchos, con arrojos, los dedos, viendo mi porte, me los meten por los ojos.
