Cuatro patas tiene,
así como asiento;
de ella me levanto
y en ella me siento.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En la mesa me ponen y sobre mí todos comen.
La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!
Los tejados protejo y buenas canales dejo.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
No pienses que es una col, o que baila el chachachá; búscala sobre tu cama, que yo te la he dicho ya.
Del techo al suelo, cortada y fina, tela con vuelo.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Una señorita de carnes muy blandas, que sin ser enferma siempre está en la cama.
Doy vueltas y no soy tiempo, un secreto sé guardar, si no me cuidan, me pierdo. ¿Con mi nombre sabrás dar?