adivinanzas para niños

De nada me sirven,
estas cuatro patas,
que quieta estoy siempre,
sobre mí, el durmiente.

 

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Poseo dientes y ojos y para hacerme trabajar me has de meter en cerrojos.

Adivíname ésa.

Llevo secretos a voces, corriendo por esos mundos y sin que nadie los oiga los doy en unos segundos.

Fui a la plaza y compré un negrito. Llegué a la casa y se puso coloradito. ¿Qué es?

Es una pera colgada que toda la casa alumbra sin tener humo ni llama.

Aunque al dormir me consultan, nunca suelo contestar.

Quien me mira se refleja así nadie tendrá una queja.

Tiene agua y no es botijo, está siempre en el jardín. Cada vez que se enrosca, aunque no espanta a una mosca tiene pinta de reptil. ¿Qué será?

Aunque yo nunca me mueva por mí suben, por mi bajan; soy de diversas materias y mi utilidad la halagan.

La cara que yo acaricio, dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!