Del fin del estanque vengo,
para mirar a los niños,
a los cuales entretengo,
con saltos, juegos y brincos.
¿Quién soy?
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Sin salir de su casa por todos los sitios pasa.
Alas de mil colores y se pierden entre las flores.
En dos castañuelas voy encerrado y al sacarme del mar me pongo colorado.
Chao, chao, rabito «alzao».
Aunque yo llevo pijama, siempre ando muy despierta, por no servir al león de suculenta merienda.
Hablo y no pienso, lloro y no siento, río sin razón y miento sin intención.
Mientras ella cacarea, él va buscando pelea.
Vivo en el mar sin ser pez, y soy siempre juguetón, nunca me baño en el Rhin, pues soy el mismo del fin.
Volando en el aire, y besando las flores, se pasa su vida, de luz y colores.
Es blanca como la nieve, es negra como el carbón, las patas como una vela, el cuello como una hoz.