En la mesa me ponen
y sobre mí todos comen.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Puede ser de Persia, puede ser de Ana, por más que se enrolle, se ve en la ventana.
Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.
No soy el sol, tampoco el fuego; pero la casa bien que caliento.
Soy de cabeza redonda y me sostengo en un solo pie. Soy de tal fortaleza que a Dios hombre sujeté.
En el buen tiempo a nadie marea, en cuanto llueve repiquetea.
Me compran para dormir y me encanta sacudir. ¿Qué soy?
Ni corre, ni vuela, pero siempre te precede, cuando vas o cuando llegas.
Muchos golpes recibe cuando a la gente, la entrada prohíbe.
