La bruja con su manzana,
me hizo dormir,
pero el príncipe con su beso,
me despertó. ¡Qué feliz!
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La voz me quitaron para caminar, y el príncipe amado, me fue a rescatar.
Escudero regordete, a su Señor acompaña, envuelto en mil aventuras por los campos de la Mancha.
De rojo me cubro sin ser amapola, mi abuela y el lobo completan la historia.
Con largos vestidos de sedas y gasas, me imitan las niñas cuando se disfrazan.
Su madrastra y sus hermanas no la dejaban salir pero llegó el hada buena y al príncipe hizo feliz.
Mi padre me llevó al bosque y el camino señalé marcándolo con piedrecitas para así poder volver.
Echo fuego por la boca, espanto por donde voy, ¡ten cuidado!, al que se equivoca, le echa fuego por la boca.
Una madrastra se porta fatal, una manzana es muy mortal, un beso amoroso la salvará.
Era un animal feroz, hasta pintarlo de rosa; ahora nos divierte mucho; lo feroz... ya es otra cosa.
Roe, roe en la despensa; roe, roe, roe el pan, y si tú pierdes un diente un tesoro te dará.
