Ni torcida ni inclinada
tiene que estar la pared,
para eso tengo plomada
y me ayudo del nivel.

Tengo los zapatos rotos por la suela y el tacón, ¿quién me los arreglará con la aguja y el punzón?

Caminar es su destino y, yendo de casa en casa, de su valija de cuero saca paquetes y cartas.

Con traje de luces estoy en la plaza, delante de un bicho que, a veces, me mata.

Se puede quedar sin duros por culpa de los peludos.

Vivo junto al bosque, mi casa es de piedra, yo talo los árboles y corto madera.

Preparo el terreno y la semilla siembro; siempre esperando que el sol y la lluvia lleguen a tiempo.

Agita el cartucho, carga la pistola, pasa un algodón, y con un azote pone la inyección.

Hago paredes, pongo cimientos y a los andamios subo contento.

Sin ser cojo usa muleta, y espada larga de acero, y ante el toro no se inquieta.

Ni torcida ni inclinada tiene que estar la pared, para eso tengo plomada y me ayudo del nivel.