No lo parezco y soy pez,
y mi forma la refleja
una pieza de ajedrez.
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Llegamos sin cesar, una tras otra, desde el mar a la playa a descansar. A veces, sin embargo, más furiosas, los barcos podemos destrozar.
El padre en el mar y el hijo a rezar.
Ni de día, ni de noche puede mi vela alumbrar, pero cuando sopla el viento muy bien suelo navegar.
Uso aguja sin coser, corto sin tijeras, y ando sin pié.
En dos castañuelas voy encerrado y al sacarme del mar me pongo colorado
No lo parezco y soy pez, y mi forma la refleja una pieza de ajedrez.
Un truquito este pez tiene que no todo el mundo sabe: si a su nombre quitas la «ene», va y se transforma en ave.
Las hijas de este animal son pequeñas y delgadas, pero por su gran sabor, son muy caras y apreciadas.
El que lo pica se hace pez, ¿Quieres que te lo diga otra vez?
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene, no más.