Soy el que jamás descansa
 y va y viene sin cesar.
 Nunca me puedo secar.
 Jamás te aburre mi danza.
 En presencia o añoranza
 tu siempre me vas a amar.
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Iba una vaca de lado, luego resultó pescado.
Soy el que jamás descansa y va y viene sin cesar. Nunca me puedo secar. Jamás te aburre mi danza. En presencia o añoranza tu siempre me vas a amar.
Cinco brazos, no te miento, habita siempre en el mar, aunque la puedes hallar de noche en el firmamento.
Ella no tiene pies, y si te descuidas, parece un pez.
Las hijas de este animal son pequeñas y delgadas, pero por su gran sabor, son muy caras y apreciadas.
El cielo y la tierra se van a juntar; la ola y la nube se van a enredar. Vayas donde vayas siempre lo verás, por mucho que andes nunca llegarás.
Tengo el nombre de una niña, crezco en el fondo del mar y en la arena de la playa tú me puedes encontrar.
Un truquito este pez tiene que no todo el mundo sabe: si a su nombre quitas la «ene», va y se transforma en ave.
El padre en el mar y el hijo a rezar.
No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar.

 
  
  
 