Tan redonda como un queso,
nadie puede darle un beso.
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Siempre quietas, siempre inquietas; dormidas de día, de noche despiertas.
Soy un señor encumbrado, ando mejor que un reloj, me levanto muy temprano y me acuesto a la oración.
Toda mi vida en un mes; mi caudal son cuatro cuartos y aunque me ves pobrecita ando siempre muy alto.
Muchas lamparitas muy bien colgaditas, siempre encandiladas y nadie las atiza.
Tan redonda como un queso, nadie puede darle un beso.
Sin ser rica tengo cuartos y, sin morir, nazco nueva; y a pesar de que no como, hay noches que luzco llena.
Parecen siempre quietas, pero dan vueltas y vueltas, duermen todo el dia, y de noche despiertan.
Salimos cuando anochece, nos vamos si canta el gallo, y hay quien dice que nos ve cuando le pisan un callo.
Dicen que soy rey y no tengo reino; dicen que soy rubio y no tengo pelo; dicen que ando y no me meneo; arreglo relojes sin ser relojero.
Una gran moneda dorada que vale mucho y por la que no pagas nada.